19 de agosto de 2007

Deseo


Araño cada segundo,
esperando verte al instante.
Sé que horas nos separan,
pero mi cuerpo como la pasta,
ya está al dente.
Susurro en mi mente,...
cuanto duraría tú ropa en su sitio.
Si vendrás dispuesta
o tendría que rogar amarte hasta el delirio.
Entonces recordé,
recordé como nos miramos la última vez.
Como me arrancaste las dudas,
al tiempo que la ropa.
Hervían nuestras almas
mientras se quemaban nuestros cuerpos.
Sin duda,no pudiste elegir mejor color en tu ropa interior.
Un color que todo lo inundaba,
que siempre combinaba.
Que a ninguno nos dejaba indiferente,
más si cabe,
si depositado en tus labios,
pronunciaba mi nombre
y anunciaba tu deseo.
Sí,
ese era mi nombre,
por el que solamente tú me conocías.
El nombre,
con el que noche tras noche,
me bautizas entre sábanas
Ungido por tu cuerpo,
Deseo,
ámame,
devora mi cuerpo
y penetra mi alma.
Recorreme entera
hasta que olvide quien soy
y lo que me ata.
Esas fueron tus palabras...
Deseo,
desespera,
porque la noche caiga.

13 de agosto de 2007

El calor de agosto


La noche de agosto,sofocante y dulce arremete en nuestro encuentro. La cena apenas catada,queda de mudo testigo encima de la mesa cuidadosamente preparada para la ocasión.Es indiferente,al igual que las velas,porque brillan aún más nuestras miradas y queman aun más que el mismo infierno.
Una charla amena,quizás de cosas sin importancia,simple preludio quizás. Aprieta el calor,en parte por la temperatura,en parte por el brillo húmedo de tus labios tras un sorbo de vino... Dejamos la mesa,necesitamos esa cercanía una excusa, aunque sea amistosa para rozarnos,... este calor....ambos lo notamos,lo sentimos e irradiamos, decido tirar de lo más a mano que tenemos, el hielo de la champanera, un par de cubitos, un juego inocentemente lascivo unas caricias frescas e intencionadas por la piel.Cambiamos el sofocante calor por el ardiente deseo, lo que empieza como un juego,comienza a ser un grito ahogado. Solo miradas que recorren nuestros cuerpos según avanzan los hielos...un tirante que cae, una camisa que se desliza, un cubito de hielo que apenas existe ya, una piel que nos reclama a voces para cambiar el reciente frío por un cálido abrazo unas manos que no paran quietas,
unos labios que no tienen límites
unos cuerpos que saben de baile
y alcanzan su éxtasis.
Más allá de la misma carne
existe dos espíritus,dos almas que se devoran en opípara cena